Una España muy hermosa
Una España divertida y vertical trituró a Georgia en una exhibición de fútbol, goles y ocasiones en la primera parte perfecta. Fue una España muy hermosa digna de los aplausos de Luis de la Fuente. Recital de Marco Asensio y Dani Olmo, que se retiraron lesionados antes del descanso, y hat-trick de Morata. Partidazo de Fabián y demostración de autoridad de un imponente Rodri. Lamine Yamal hizo historia al debutar con un gol a sus 16 años. España endereza su clasificación hacia la Euro después del trastazo en Escocia.
Era la hora del fútbol. Un bendito paréntesis de 90 minutos (o cien con los descuentos interminables que se ha inventado la FIFA) en el terremoto perpetuo que se vive en la España futbolera, y en la otra, desde el beso de Rubiales a Jenni Hermoso. Luis de la Fuente, seleccionador palmero y arrepentido, se aferraba a su banquillo como un alcohólico a su botella, quizá porque en este país no dimite ni Dios, quizá porque su perfil bajo le ayuda a esquivar las balas.
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— okdiario.com (@okdiario) September 8, 2023
El caso es que le tocaba elegir once para medirse a Georgia, la selección exótica de Kvaratskhelia, el extremo del Nápoles cuyo nombre impronunciable se convirtió en uno de los que más sonaron la pasada temporada. Digo que movía ficha De la Fuente. Apostó por un 4-3-3 con Dani Olmo y Asensio en los extremos, escoltando a Morata, irregular delantero y discreto portavoz. Digamos que la lectura a veces se le atraganta tanto como el gol.
Detrás de ellos –y ya me perdonarán el desorden narrativo– formaban otros tres en el centro del campo: Rodri, Gavi y Fabián. Y si retrocedemos una línea encontrábamos a Carvajal y Gayá en los costados con nuestra pareja de centrales francófonos: Laporte y Le Normand. El portero volvía a ser Unai Simón. Y repasado el once del revés porque hoy me ha dado por ahí, vamos al lío. No al de Rubiales sino al del fútbol.
Salió España enchufada como los cargos del Ministerio de Igualdad. Juego a uno o dos toques, desmarques de ruptura, ritmo y vértigo. Bien. La tuvo Marco Asensio a las primeras de cambio pero Mamardashvili, el notable portero del Valencia, la sacó como si fuera balonmano. Luego el árbitro revisó una posible mano en el área de Georgia, pero no había tal.
Asedia España
En el 9 Gavi filtró un pase de la nada como Iniesta y con el interior como Modric. Dani Olmo se quedó solo ante Mamardashvili pero echó el cuerpo atrás y se le fue arriba. España siguió al asedio con un profundísimo Carvajal y un ubicuo Marco Asensio. Las tuvieron Morata primero y Le Normand después en sendos cabezazos interruptus antes del cuarto de hora. Georgia mantenía su portería intacta de milagro. España hacía méritos para el gol pero no lo encontraba.
Rodri gobernaba el juego con autoridad y solvencia. Es de largo el mejor jugador de la selección y uno de los mejores del mundo en su puesto. Conoce el oficio y ha madurado de la mano de Guardiola, que también conoce lo que es jugar en ese puesto de ancla. El gol se veía venir y vino. Lo macó Morata en el 21 al cabecear picado desde el punto de penalti un centro medido de Marco Asensio desde la posición de interior derecha. El pase era bueno y el cabezazo, mejor.
España obtenía el premio a su fútbol directo, agresivo, entretenido y vertical. Nuestra selección estaba desatada y Georgia tocada. Que se quedó hundida cinco minutos después cuando Kverkvelia remató sin querer hacia su portería un centro de Fabián dentro del área. El autogol enterraba las esperanzas de una remontada temprana y dejaba el partido encarriladísimo para el equipo de Luis de la Fuente.
Dos minutos después, con España desmelenada, llegó el tercero. También lo marcó Fabián tras una buena asistencia de Morata. El asistente lo anuló y hubo que remitir el tanto al VAR porque la posición de Fabián no podía ser más ajustada. El VAR ratificó al colegiado y dejó a España sin el 0-3. La imagen de televisión no podía ser más confusa, pero ya se sabe que con la UEFA no caben protestas.
Goleada y sinfonía
Con España bordando el fútbol se sucedieron ocasiones de Fabián y Marco Asensio, que abortó Mamardashvili con sendos paradones. Si no llega a ser por el meta del Valencia la selección se iba al descanso con un set arriba. Pero como el portero georgiano no podía pararlas todas acabó llegando el tercero, obra de Dani Olmo después de una diagonal de izquierda a derecha que abrochó con un derechazo raso. Pues nada: 0-3 y partido resuelto antes del descanso.
Tras el tercero llegó el cuarto. Era el 39 y entre Fabián y Morata hicieron papilla a los centrales de mantequilla de Georgia. El tanto lo anotó el delantero del Atlético tras la asistencia del imponente centrocampista del PSG al que Luis Enrique tuvo ninguneado en la selección desde la Eurocopa.
Pero no todo eran buenas noticias para España. Marco Asensio y Dani Olmo se rompieron casi a la vez. Ambos se echaron al suelo en el 41 y ambos se iban con muy mala cara. No era precaución, eran sendas lesiones. Les suplieron dos niños: Nico Williams y Lamine Yamal, el muchacho de 16 años que ha reventado los cimientos del fútbol español. El primer tiempo acabó sin más sobresaltos.
Nos fuimos al descanso del que volvimos con una España confiada, despistada y algo dormida tras el recital del primer tiempo. Georgia se echó al monte y marcó el gol del honor. Lo hizo Chakvetadze con un punterazo feo que se tragó de forma grosera Unai Simón. Fue una cantada obscena propia de un niño de diez años, porque se le escapó el balón entre las manos en un disparo facilísimo y acabó dentro de su portería.
En pleno diluvio sobre Tiflis, De la Fuente blindó el centro del campo al meter a Mikel Merino por Gavi. España volvió a manejar el partido pero sin la autoridad ni el vértigo del primer tiempo. Tuvo el quinto Le Normand en un cabezazo picado que repelió el larguero. Era un aviso de que habíamos vuelto. El aviso lo confirmó Morata, que selló su particular hat-trick, con otro gol tras la jugada cosida entre Fabián y Mikel Merino.
El gol del niño
Era el 65 y en el 67 llegó el sexto. Esta vez lo marcó Nico Williams tras otra maniobra individual en la que fue driblando rivales como si fueran conos. Hasta Mamardashvili se la comió en el remate final del jugador del Athletic. España volvía a ser un vendaval y así llegó el séptimo. Fue histórico porque lo marcó Lamine Yamal, debutante con 16 años y goleador.
Después del séptimo, y con un cuarto de hora más el alargue por delante, pudo llegar el octavo. Lo tuvieron Joselu y Lamine Yamal en el 75. Luego España levantó un poco el pie y se dedicó a sobar la pelota para no hacer más sangre. Seguía llorando el cielo sobre Tiflis y así fue hasta el final para darle un tinte más épico a la goleada de la selección española que dio un tremendo recital ante Georgia para zanjar de raíz cualquier duda sobre la España de Luis de la Fuente.
Porque si hay algo que puede sobrevivir a una Federación devastada es el fútbol. Eso es lo único que no hay que derrumbar, el resto está para tirar.